Descripción
Un juego sin el cual no podrá arreglarse nunca más y que le garantizamos como uno de los efectos más sutiles de la cartomagia.
El mago saca una baraja. Se la tiende sucesivamente a tres espectadores que eligen cada uno una carta. Las cartas son colocadas de nuevo, al azar, en el juego, separadamente.
Las cartas están barajadas, para demostrar que no hay trampa. Al final, el mago pone la baraja en la palma de su mano.
Las cartas inician entonces un ballet maravilloso.
Una parte de las cartas se desplazan hacia el lado, y vuelve a su sitio después de dejar sobresalir una carta. De nuevo, el juego se desplaza, pero hacia la parte delantera esta vez, y vuelve a ocupar su posición de origen después de haber dejado sobresalir una segunda carta.
Por tercera vez, al fin, el juego se mueve de nuevo y otro paquete de cartas se desliza hacia el lado, dejando salir una tercera carta.
Los espectadores vienen ellos mismo a coger las cartas seleccionadas por el mismo juego : ¡ Pues si señor, son las cartas que habían elegido !
Un efecto verdaderamente mágico y sobresaliente.
Fácil de ejecutar.
Entregado completo, listo para funcionar con el juego Bicyle que hará el trabajo en su lugar.
El mago saca una baraja. Se la tiende sucesivamente a tres espectadores que eligen cada uno una carta. Las cartas son colocadas de nuevo, al azar, en el juego, separadamente.
Las cartas están barajadas, para demostrar que no hay trampa. Al final, el mago pone la baraja en la palma de su mano.
Las cartas inician entonces un ballet maravilloso.
Una parte de las cartas se desplazan hacia el lado, y vuelve a su sitio después de dejar sobresalir una carta. De nuevo, el juego se desplaza, pero hacia la parte delantera esta vez, y vuelve a ocupar su posición de origen después de haber dejado sobresalir una segunda carta.
Por tercera vez, al fin, el juego se mueve de nuevo y otro paquete de cartas se desliza hacia el lado, dejando salir una tercera carta.
Los espectadores vienen ellos mismo a coger las cartas seleccionadas por el mismo juego : ¡ Pues si señor, son las cartas que habían elegido !